Autor/a: Tatiana Tîbuleac (Moldavia, 1978)
Editorial: Impedimenta
Any de la primera edició: 2019
Llengua original: Romanès
Traducció: Marian Ochoa de Eribe
Gènere: Novel·la intimista
Número de pàgines: 247
CATALÀ:
El verano que mi madre tuvo los
ojos verdes comença així:
“Aquella mañana en que la
odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y
gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la
miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela
como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento”.
I explica la relació que van
mantenir Aleksy i la seva mare un estiu que passen junts a França.
És una novel·la dura i trista,
fosca, de personatges grisos que no han sabut gestionar els pals que els ha
donat la vida, però molt maca.
Després d’aquest començament impactant,
Tatiana Tîbuleac aconsegueix fer-nos reflexionar sobre el perdó, la
reconciliació, les relacions materno-filials a través de l’evolució del
protagonista quan entén tot allò que ha sigut la seva vida.
L’estil narrador de la novel·la
evoluciona amb el protagonista, de la duresa del començament passa a la
tendresa, i et fa sentir. Durant tota la lectura els sentiments estan a flor de
pell.
Tot i que per la ressenya us
pugui semblar un llibre fosc, és al contrari, un llibre amb molta llum que us
recomano sense cap mena de dubte si us agraden els llibres que us fan “sentir”.
El coneixíeu? Què en penseu del
primer paràgraf?
ESPAÑOL:
El verano
que mi madre tuvo los ojos verdes empieza así:
“Aquella
mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años.
Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido
jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta
de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento”.
Y explica
la relación que mantuvieron Aleksy y su madre un verano que pasaron juntos en
Francia.
Es una
novela dura y triste, oscura, de personajes grises que no han sabido gestionar
los palos que les ha dado la vida, pero muy bonita.
Después de
este comienzo impactante, Tatiana Tîbuleac consigue hacernos reflexionar sobre
el perdón, la reconciliación, las relaciones materno-filiales a través de la
evolución del protagonista una vez entiende todo lo que ha sido su vida.
El estilo narrador
de la novela evoluciona con el protagonista, de la dureza del principio pasa a
la ternura, y te hace sentir. Durante toda la lectura los sentimientos están a
flor de piel.
Aunque por
la reseña os pueda parecer un libro oscuro, es al contrario, un libro con mucha
luz que os recomiendo sin ninguna duda si os gustan los libros que os hacen “sentir”.
¿Lo
conocíais? ¿Qué os ha parecido el primer párrafo?
Sinopsis:
Aleksy aún
recuerda el último verano que pasó con su madre. Han transcurrido muchos años
desde entonces, pero, cuando su psiquiatra le recomienda revivir esa época como
posible remedio al bloqueo artístico que está sufriendo como pintor, Aleksy no
tarda en sumergirse en su memoria y vuelve a verse sacudido por las emociones
que lo asediaron cuando llegaron a aquel pueblecito vacacional francés: el
rencor, la tristeza, la rabia. ¿Cómo superar la desaparición de su hermana?
¿Cómo perdonar a la madre que lo rechazó? ¿Cómo enfrentarse a la enfermedad que
la está consumiendo? Este es el relato de un verano de reconciliación, de tres
meses en los que madre e hijo por fin bajan las armas, espoleados por la
llegada de lo inevitable y por la necesidad de hacer las paces entre sí y
consigo mismos. Plena de emoción y crudeza, Tatiana Ţîbuleac muestra una
intensísima fuerza narrativa en este brutal testimonio que conjuga el
resentimiento, la impotencia y la fragilidad de las relaciones materno-filiales.
Una poderosa novela que entrelaza la vida y la muerte en una apelación al amor
y al perdón. Uno de los grandes descubrimientos de la literatura europea actual.
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